SOMOS
PACIFISTAS, NO PASIVAS
Queremos
la tercera vía,
la de la no violencia y la tolerancia. La de la no agresividad y
respeto.
Queremos como todos los grandes pacifistas de la
historia: Jesús, Gandhi…asumir las consecuencias de nuestra propia
agresividad sin proyectarlo en las instituciones.
Jesús
cambia la historia en un antes y un después pero tiene que asumir
una ejecución injusta porque
se atreve a cuestionar la
autenticidad de una Ley amparada en razonamientos patriarcales, que
desde esa perspectiva juzgaba y condenaba a los según ellos impuros,
a las mujeres…con parámetros establecidos por “ellos”.
Podríamos
decir que Jesús introduce la objeción
de conciencia,
que posteriormente también se llamará “desobediencia civil”.
Dirá Jesús “cuidado con los que ven y critican la
mota en el ojo ajeno y no ven la viga en el propio” (Mateo 7:3), se
refiere a los que amparados en la Ley “hacen de su capa un sayo”.
Muchas y muchos decimos no a la violencia, por muy
legal que sea. No a la falta de diálogo.
Muchos y muchas nos sentimos invitados desde dentro a la
desobediencia civil que ha cerrado centrales nucleares y la famosa
escuela de torturadores en USA, llamada Escuela de las Américas, que
entrenó a los dictadores y sus militares para la represión violenta
de países como El Salvador y Guatemala, cuyos obispos y sacerdotes
fueron asesinados y otros torturados por ir en contra de leyes que
pisan los derechos de los más débiles.
Vimos desobediencia civil para mostrar oposición
frontal a la guerra de Vietnam o a la del Golfo. Estudiando teología
en Berkeley, California, teníamos jornadas de ayuno y
manifestaciones pacifistas en contra de las guerras y represiones que
en los años 80 asolaban América Central.
Rosa Park se sentó en un asiento de autobús, asignado
sólo a los blancos; fue el detonante, la gota que rebasó el vaso de
la discriminación racial en uno de sus momentos más recalcitrantes.
Ella, una sencilla mujer de color, con su gesto, hizo posible un
cambio. ¿De
dónde sacó el valor?
Posiblemente de un tremendo esfuerzo por canalizar su
odio en una desobediencia civil que provocó una revuelta que acabó
con unas leyes injustas.
Gandhi detuvo la explotación colonial en su querida
India con manifestaciones pacifistas aunque no pacíficas, ya que
los pacifistas sufrían en su carne la violencia de los que actuaban
según sus leyes. Gandhi pudo conseguirlo porque trató de serenar su
propia violencia y agresividad con oración y ayuno.
También Jesús se retiró un tiempo largo para orar y
ayunar como medio para apaciguar sus revueltas aguas interiores ante
la invitación de los suyos a ser un líder político. El responde
que su tarea es liberar de otra opresión, la de dentro, que produce
toda clase de males; el mayor: creerse que tienen la razón.
En los años 1990s el cardenal Joseph Bernardin de
Chicago proponía “la tercera vía” como herramienta de solución
de conflictos, de pacificación de posturas. Es la vía de la
escucha, del diálogo desinteresado, abierto, sincero. Bernardin fue
acusado falsamente de abuso sexual, y moría víctima de un cáncer
de páncreas, acelerado por la gravísima acusación. En ese momento
estaba a punto de proponer la tercera vía como método en la Iglesia
dividida por conservadores y liberales…lo de siempre. ¡Qué
casualidad!
El 5 de octubre, cuatro días después del 1 de octubre
que los españoles vivimos con tanto desconcierto, el gobernador de
California Jerry Brown, consigue hacer de California un “estado
santuario” en contra de todas las fuerzas políticas y sociales que
está impulsando el actual increíble presidente de su país. El
estado de California en pleno se opone a leyes federales de
inmigración. De esta manera protege a 2.3 millones de inmigrantes
ilegales.
Hace ya muchos años el pueblo de Filipinas en una
marcha pacífica rezando el rosario (cualquier mantra sería válido,
ellos como pueblo católico utilizaron el rosario) y regalando rosas
conseguía expulsar al Dictador Marcos y su no menos explotadora
esposa Imelda.
Pero nadie detuvo a Hitler ni a otros en Europa. Ni en
otros continentes.
¿Es la resistencia pasiva un medio para débiles?
Cuando el 1 de octubre veía el uso de la fuerza violenta para
impedir a personas normales, sin violencia, depositar su voto en una
urna, todo mi ser decía “no en mi nombre” “no en nombre de la
ley y la humanidad en la que yo creo”.
La razón de la falta de diálogo es la falta de
“humildad”, de humus, de humanidad. Porque dialogar presupone
escuchar. Sin escucha profunda el diálogo es un pan sin harina. Sin
consistencia. Sólo los valientes y abiertos se atreven a escuchar.
Escuchar supone silenciar el ego tanto a nivel particular como
social.
Proponemos ejercitarnos en la escucha atenta. En el
ayuno de ego en nuestras relaciones y actuaciones sociales. En el
apoyo de la verdad, de la tercera vía pacifista y pacificadora de
posturas radicales.
Sugerimos como medios para todo ello, practicar la
meditación y visitar con frecuencia espacios naturales que nos
ayudan, ambos a desintoxicarnos de “palabras e imágenes”
violentas, agresivas, innecesarias para conseguir una convivencia
digna. Sin más bandera que la dignidad y la sencillez, salgamos de
nuestras cuevas cómodas para manifestar nuestro inconformismo
pacífico con unas leyes y gobiernos que no saben dialogar.
Alcemos nuestras manos en señal de protesta por la
falta de diálogo y unámonos a miles de personas que protestamos de
cuerpo presente, pacíficamente nuestro rechazo a ser manipulados por
los gobernantes.
Somos much@s l@s que deseamos un modo alternativo de
vivir y convivir. Es gratificante saber que de cada vez somos más.
Gracias a cada persona que lucha pacíficamente, sabiendo que la
violencia la tenemos que hacer con nuestros egos y fantasmas, no con
las personas y países que reclaman diálogo y atención. Por algo
será.
¡¡¡¡Shalom!!!!
Magdalena Bennásar Oliver
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