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ENTRADA (2010)
EL
PONTIFICIO COLEGIO DE LA SAPIENCIA
DE
MALLORCA DURANTE EL SIGLO XVII:
CONSTITUCIONES
Y COLEGIALES*
LA CAMPANA SONA (06 H.) 1.963
AL IGUAL QUE TANTAS OTRAS
INSTITUCIONES CONCEBIDAS para contribuir am la educación superior y para la
reforma de las costumbres, el Pontificio Colegio de la Sapiencia nació al calor
de las reformas tridentinas. Concebido como un colegio destinado a la formación
de sacerdotes, el Colegio de la Nuestra Señora de la Sapiencia fue erigido en 1633 y
puesto en funcionamiento a partir de octubre de 1635. El Concilio de Trento había subrayado la importancia
de la buena formación de los presbíteros y, en muchas ocasiones, colegios como
el de la Sapiencia ofrecían una adecuada solución en Diócesis con carencias
institucionales o formativas.
Por su estructura puede vincularse
con otros colegios mayores de la Corona de Aragón, como el del Corpus Christi
de Valencia o el de San Vicente Mártir de Huesca o más específicamente con el
de la Presentación, que fundó santo Tomás de Villanueva en Valencia.
Inicialmente, como es sabido, el Colegio de la Presentación de María en el
Templo era simplemente un Colegio Menor para la formación y alojamiento de
veinte clérigos pobres, que luego fue transformado en Colegio Mayor1.
El Colegio de la Sapiencia se
situaba, al igual que algunos colegios valencianos (Corpus Christi,
Presentación, Monforta), a medio camino entre los afamados Colegios Mayores y
los Colegios Menores o Seminarios pensados exclusivamente para reclutar y
auxiliar a los estudiantes pobres2 (como el de Santa Cruz de Huesca).
En toda la geografía hispana se
encontraban instituciones similares, pensades para la renovación moral y
espiritual de los aspirantes al sacerdocio, muy diferentes de los Colegios
Mayores de las Universidades Mayores, a las que los estudiantes de la Corona de
Aragón tuvieron un acceso limitado3.
La Diócesis de Mallorca, durante el
siglo XVII, no tenía un Seminario adaptado a la normativa tridentina, como
tampoco poseía una Universidad capaz de col·lacionar todos los grados, puesto
que faltaban los privilegios pontificios4. El Estudio General, sobre todo después de una serie de
reformas establecidas en 1665,
empezaba a funcionar con más o menos normalidad y era necesario que los jóvenes
que aspiraran al sacerdocio no quedasen sin formación por falta de ayuda
económica.
El Colegio de la Sapiencia estaba
pensado para becar a doce jóvenes
estudiantes con pocos recursos para que pudieran
completar sus estudios. Su fundador, el canónigo penitenciario Bartomeu Llull,
deseaba poner remedio a la situación de desamparo intelectual y económico de
aquellos aspirantes al sacerdocio que no tenían medios6. Para ello, después de conseguir
la aprobación pontifícia en 16297, erigió definitivamente este Colegio, dotándole de unas
constituciones directamente inspiradas en el de La Presentación de María en el
Templo de Valencia8.
________________________________________________________
1 Véase BARTOLOMÉ MARTÍNEZ, B.: Historia de la educación en España
y América: La educación en la España moderna (siglos XVI-XVIII), vol. II, ed. Morata, 1993, pp. 306-308.
2 BARTOLOMÉ MARTÍNEZ, B.: «Pobreza
y niños marginados en la edad moderna», Historia
de la Educación. Revista Interuniversitaria,
18 (1999),
pp. 33-50.
3
CUART MONER, B.: «Naturals i
forans. Algunes consideracions sobre col.legis majors i col.legials de la
Corona d’Aragó a l’època moderna», Pedralbes, 18-2 (1998), pp. 251-264.
4 Véase SANTAMARÍA, A.: La Promoción Universitaria en
Mallorca, Palma, Annals, 1983, y
RAMIS BARCELÓ, R.: «Sobre la denominación histórica de la Universidad de
Mallorca: cuestiones institucionales e ideológicas en torno al lulismo», Cuadernos del Instituto Antonio de
Nebrija de Estudios sobre la
Universidad, 13/2 (2010), pp. 237-263.
5
BPM, Ms. 24, ff. 77-88v.
6 La obra clásica es GELABERT, M.: El Dr. D. Bartolomé Lull y el
colegio de Nuestra Señora de la Sapiencia,
Palma, Joan Colomar i Salas, 1892.
© EDICIONES UNIVERSIDAD DE
SALAMANCA Hist. educ., 33, 2014,
pp. 167-192
El Colegio de la Sapiencia, fundado
en 1633,
estuvo en funcionamiento desde 1635 hasta 1970, año en que fue convertido en Seminario Mayor, destino
que mantiene hasta nuestros días. En este trabajo estudio los orígenes del
Colegio y su evolución hasta 1700 en la vertiente institucional. Cada una de las épocas de
esta institución tiene una rellevància distinta para la formación de los
clérigos9 y,
sobre todo, para la configuración de una élite de profesores y de apologistas
del lulismo y de la cultura mallorquina. El XVII es una época compleja y el
conocimiento de la normativa, de los colegiales y de su vida puede ser muy útil
para entender su relevancia tanto en el contexto mallorquín como en el de las
instituciones educativas de la época. Para ello, me detengo en un análisis de
las Constituciones y una serie de libros del Colegio, especialmente los
referentes a oposiciones, visitas y capítulos. En el anexo final aparecen
consignados los colegiales del período, junto con algunos datos relevantes de
su trayectoria, así como también una relación de los rectores de la institución.
1. Constituciones
A lo largo de quince capítulos, el
fundador desgranó sus intenciones y el plan de vida que quería para la
Institución, siguiendo las directrices que había dado Tomás de Villanueva para
el Colegio de La Presentación de María en el Templo de Valencia, fundado en 1550.
En el primer capítulo se decía que la idea principal era establecer un Colegio
para la formación de candidatos al sacerdocio sin recursos10 («fundare Collegium ad
sustentationem pauperum studentium […] ut ad presbyteratus ordinem pervenire
possint, eromque exemplo et doctrina qui ex dicto Collegio exierint, haec
diocesis Majoricensis in animarum regimine et praedicatione
adjuvetur»)11.
En el segundo se indicaba que en el
colegio podía haber doce colegiales, dos familiares para el servicio12 y un cocinero13. Los colegiales debían ser pobres,
de la Diócesis de Mallorca, de al menos dieciocho años y de padres honestos.
Debían tener ya conocimientos de gramática para estudiar filosofía y teología,
no tenían que tener impedimento canónico ni notables taras corporales. Debían
ser morigerados
_________________________________________________________
7 «Noticia histórica de la fundación,
progresos e ilustres varones que ha producido el Colegio de la Sapiencia», en Constitutiones in Lulliano Baleari
Majoricae Collegio B. V. Mariae Sapientiae Observandae, a
D. D. Bartholomeo Lull Canonico Fundatore Editae, Palmae, Apud D. Philippum Guasp, 1834,
p. 7.
se indican las mismas ideas, salvo el hecho de que los colegiales
tenían que ser diez. y dóciles, y aptos para el estudio de la teología. No se
admitían clérigos regulares, ni novicios ni profesos. Sus bienes no podían
exceder de veinticuatro libras censales14.
En el tercer capítulo se explicaba
el sistema de elección de los nuevos colegiales15: cuando vacase alguna prebenda se debían poner carteles
en las puertas de la Catedral, en el Estudio General, en el Colegio de la
Compañía y en el Monte de Randa. Durante un mes se podían oponer a la beca y
los colegiales, a toque de campana, debían ser convocados para examinar los conocimientos
de los opositores y su virtud, y para elegir los más hábiles mediante votación
secreta. Debían escoger a los mejores, según juramento, y el que obtuviese los
votos de la mayor parte debía ser escogido. Si hubiese empate, el voto del Rector
decidiría. Los Colegiales podían permanecer en el Colegio hasta ocho años y no
había posibles prórrogas.
Si los Colegiales se encontraban
ausentes por mandato del Rector, el lapso no les sería tenido en cuenta a
efectos de cómputo de los ocho años. Se mandaba que no pudiese haber dos
colegiales de una misma villa, salvo de Artà16, donde era posible, y de Palma, en cuyo caso podía
haber hasta tres17.
El capítulo cuarto trataba de la
elección del Rector, de los Consiliarios y del Procurador18. Los propios colegiales tenían que
escoger cada año al Rector y a dos consiliarios que, conjuntamente con el
Rector, debían ocuparse de los réditos del Colegio. El Rector podía ser
reelegido,
______________________________________________________
8 En el apartado siguiente se van a
confrontar las Constituciones del Colegio valenciano y del Colegio mallorquín,
para mostrar sus extraordinarias coincidencias.
9
Véase AMENGUAL I BATLE, J.: Història de l’Església a Mallorca.
Del Barroc a la Il·lustració (1563- 1800), vol. II, Palma, Lleonard Muntaner, 2002,
pp. 159 y
ss.
10
Constitutiones Collegii Majoris B.
V. Mariae de Templo, Conditi per patrem nostrum S. Thomam
a Villanova, Archiepiscopum
Valentinum, Valentiae, Typis Nicasii Rius
Monfort, 1894,
cap. 1,
pp. 6-8.
11
Constitutiones in Lulliano Baleari…, p. 18.
12
Por ejemplo, Antoni Calafat, de
Santa Margalida, fue elegido familiar en 1654, ADM, La Sapiencia,
Llibre de opositions y elections, f. 27v.
13
Constitutiones Collegii Majoris B.
V. Mariae de Templo…, cap. II, p. 8,
como máximo durante un trienio. Debían nombrar también
un Procurador para que hiciese las compras de todo lo necesario y se ocupase de
los gastos19.
El capítulo quinto trataba de la
vestimenta de los colegiales20, que debía ser un hábito talar con una beca de color
rojo (para reivindicar el carácter luliano del Colegio, puesto que se
consideraba que Llull era mártir). Los familiares debían tener el mismo vestido
sin beca. Los Colegiales no podían ir solos sin permiso del Rector, bajo pena
de ser privados de vestido, la primera vez, suspendidos del Colegio por un año,
por segunda vez, y suspendidos definitivamente si lo hacían por tercera vez. La
puerta del Colegio debía estar cerrada por las noches y, de sus dos
llaves, una la tenía el Rector y la otra el hostiario (hostiarius), que debía ser un colegial de nuevo ingreso. Los
colegiales debían dormir solos en sus camas: si se encontraba a un colegial o
familiar en el vicio de la fornicación o en peores delitós carnales, debía ser
expulsado. Para mayor decoro y honestidad, no podían entrar mujeres, aunque fuesen
ya entradas en años (longaeva et annosa)21.
El sexto capítulo hacía referencia a la curación y
alimentación de los col·legiales enfermos22, mientras que el séptimo trataba de las costumbres y
vida de los colegiales23.
Se decía que cada uno debía estudiar en su habitación sin molestar a los demás.
El Rector debía reprender a los colegiales revoltosos, pero no podían ser
expulsados quienes cometiesen infracciones sin mediar la mayoría de votos del
capítulo de los colegiales(salvo fornicación y delitos mayores).
__________________________________________________________
14 Constitutiones
in Lulliano Baleari…, p. 19. Sobre el carácter relativo de la
«pobreza» exigida a los colegiales, véase DE LARIO RAMÍREZ, D.: «El requisito
de pobreza en los Colegios Mayores Españoles », Pedralbes: Revista d’historia
moderna, 15
(1995), pp. 153-172.
15 Constitutiones
Collegii Majoris B. V. Mariae de Templo…,
cap. III, pp. 9-11.
16 El Fundador tenía un pingüe
beneficio en Artà, exento de residencia, cuyos frutos constituían la mitad de
las primicias de esa Parroquia. Este hecho explicaría la abundante presencia de
colegiales de este pueblo. Véase GELABERT, M.: El Dr. D. Bartolomé Lull y el
colegio de Nuestra Señora de la Sapiencia,
op. cit., p. 10.
17
Constitutiones in Lulliano Baleari…, pp. 20-22.
18 Constitutiones
Collegii Majoris B. V. Mariae de Templo…,
cap. IV, pp. 11-13.
19
Constitutiones in Lulliano Baleari…, pp. 22-25.
20
Constitutiones Collegii Majoris B.
V. Mariae de Templo…, cap. V, pp. 13-16.
21
Constitutiones in Lulliano Baleari…, pp. 25-27.
Se indicava también la necesidad de la
confesión mensual, de la adecuación para recibir la Eucaristía y de la lectura
comunitaria de las Sagradas Escrituras24.
En el octavo capítulo25 se indicaba que los colegiales no
debían dormir fuera del Colegio, a no ser en caso de enfermedad, y con permiso
del Rector26.
Si el colegial enfermo tenía parientes, podían acogerlo para curarle, a sus
expensas.
Ningún colegial podía ausentarse
fuera de la ciudad por dos meses continuos o interpolados, a no ser por
enfermedad u otra causa grave, bajo pena de perder la prebenda27.
En el capítulo noveno se indicaba
que los colegiales debían oír misa cada día, y que ésta debía ser celebrada por
uno de los dos sacerdotes de la casa. De la misma manera, antes de la cena
debían rezarse las letanías a la Virgen. Debían leerse también conclusiones de
artes y de filosofía en los días festivos, y éstas debían celebrarse con
modestia. En los dos últimos años de residencia, cada colegial debía leer el
Arte general del Beato Ramon Llull, un hecho que propició que la cátedra
luliana de Artes del Estudio General tuviese alumnos cualificados28.
En el décimo capítulo se trataba de
los familiares, que tenían que ser fámulos que sirviesen en la mesa y se
ocupasen de los menesteres de los Colegiales29. Se detallaba el trato cordial que debía dispensarles
el Rector, que tenía que intentar corregir los errores que tuviesen. Si fuesen
incorregibles, debían ser expulsados. Los familiares tenían que tener como
mínimo dieciocho años, saber al menos algo de gramática, ser oriundos de la
Diócesis de Mallorca y que no tuviesen impedimento para que pudiesen ser
sacerdotes. Su prebenda duraba cinco años y, si el Rector y el Capítulo lo
consideraban, podía alargarse hasta siete. En cuanto al cocinero, podía ser
contratado y expulsado libremente por el Rector30.
_____________________________________________________
22 Constitutiones
in Lulliano Baleari…, p. 27. En 1675
consta la contratación de dos
médicos: el principal tenía que ser Gabriel Serra, catedrático de Anatomía en
el Estudio General, que debía percibir un salario, y otro médico sin salario,
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, f. 64. Véase también Constitutiones
Collegii Majoris B. V. Mariae de Templo…,
cap. VI, pp. 16-17.
23
Constitutiones Collegii Majoris B.
V. Mariae de Templo…, cap. VII, pp. 18-19.
24
Constitutiones in Lulliano Baleari…, pp. 28-30.
25 Constitutiones
Collegii Majoris B. V. Mariae de Templo…,
cap. VIII, pp. 20-21, tratan del procurador y de los
bienes temporales, un cargo que había quedado estipulado en el cap. IV de las
Constituciones del Colegio de la Sapiencia.
En el undécimo capítulo se indicaba
que si fuese necesario alienar algún bien mueble o inmueble, ni el Rector ni
los Colegiales podían hacerlo sin el consenso del Obispo ni de los Jurados, que
ejercían como patronos. Lo mismo sucedía con los negocios referentes a los
censos31.
En el duodécimo capítulo se hacía
referencia al visitador32,
que tenía que ser un canónigo, o un maestro en teología o un doctor en cánones,
elegido por los Patrones del Colegio. La visita tenía que empezar el día de San
Lucas (18 de
octubre) y se tenía que extender durante los doce días siguientes, y no más. En
ella, el visitador tenía que examinar el estado del Colegio, así como debía
indagar acerca de la vida y costumbres del Rector y de los Colegiales. Si fuese
necesario, debía corregir, prohibir y enmendar todas aquellas costumbres
contrarias a las Constituciones.
El Visitador, antes de empezar la
visita, debía jurar que actuaría libre de amores y odios, buscando el bien de
los colegiales. Se le daría un pago de cinco libras por su labor. Debía
testificar ante notario sobre el estado del Colegio y su informe debía quedar
en el Archivo del Colegio para que los visitadores siguientes pudiesen tenerlo
en cuenta antes de empezar su inspección33.
En el decimotercer capítulo se
hacía referencia a los Protectores, que tenían que ser el Obispo y los Jurados.
En ausencia del Obispo, la autoridad recaería en el Vicario General. Al igual
que en el Colegio de la Presentación de Valencia, el canónigo Llull quiso
contentar también a las instituciones civiles y eclesiásticas, haciéndolas
partícipes de los mecanismos de control de la institución34.
Los dos últimos capítulos indicaban
que debía celebrarse anualmente una misa por el alma del fundador35 y para la de los suyos, sin gran
solemnidad36,
y que el día primero de cada mes el Rector, o en caso de ausencia el
Vicerrector, tenía que convocar a los Colegiales para tratar los temas
concernientes a la buena marcha del Colegio, y el Rector tenía que corregir y
enmendar las actitudes impropias,para mayor gloria de Dios37.
_____________________________________________
26 Constitutiones
Collegii Majoris B. V. Mariae de Templo…,
cap. IX, pp. 21-22.
27
Constitutiones in Lulliano Baleari…, pp. 30-31.
28 Constitutiones
in Lulliano Baleari…, pp. 31-32. En el Estudio General, la filosofía luliana era bienal,
mientras que cuando se erigió la Universidad, pasó a ser trienal. Véase ADM,
Causa Pía Luliana, Manuscrit Qüestions Vàries. Papeles Sueltos. 1691-1751,
f. 265.
29
Constitutiones Collegii Majoris B.
V. Mariae de Templo…, cap. X, pp. 22-23.
30
Constitutiones in Lulliano Baleari…, pp. 32-33.
2. La institución
Emplazado en un lugar céntrico, el
Colegio de la Sapiencia estaba relativamente cerca de las grandes instituciones
eclesiásticas y educativas del momento. Estaba radicado cerca del Colegio de
Montesión –de la Compañía de Jesús– y del Convento de San Francisco, y no
quedaba lejos del Estudio General Luliano y de la Catedral.
Quizás la institución que quedaba
algo más lejana (geográfica e ideológicamente) era el Convento de Santo
Domingo. El Seminario Diocesano se erigió casi enfrente del Colegio de la
Sapiencia y entró en funcionamiento en 170038. En esa misma fecha la fábrica del edificio no estaba
concluida y la altura la fachada principal del Colegio era aún inferior a la de
los corredores del patio39.
El Colegio, a la sazón, poseía un
huerto anexo, lo que le daba buenas vistas y gran espaciosidad. Por sus grandes
dimensiones, la Sapiencia era un lugar en el que podían vivir holgadamente los
doce colegiales, los dos familiares (fámulos) y el cocinero, si era soltero y
así lo querían. En un primer momento tuvieron que hacerse numerosos cambios
para adaptar el edificio al aislamiento de unos jóvenes que, pese a estar
rodeados de vecinos40,
no podían recibir demasiadas visitas, ni distraerse con las vistas que desde él
se podían contemplar.
La Capilla, el refectorio, la
biblioteca y los aposentos eran las estancias centrales del Colegio,
caracterizado por una sobriedad no reñida ni con el decoro ni con la elegancia.
Por ejemplo, los aposentos contenían «una cama de madera, una silla común, un
bufet de madera, un taburete y una candela de madera»41. La capilla era sencilla y sin excesivos ornamentos.
________________________________________________________
31
Constitutiones in Lulliano Baleari…, p. 34.
32 Constitutiones
Collegii Majoris B. V. Mariae de Templo…,
cap. XII, pp. 24-27.
33
Constitutiones in Lulliano Baleari…, pp. 35-36.
34 Constitutiones
in Lulliano Baleari…, pp. 37-38. Constitutiones
Collegii Majoris B. V. Mariae de Templo…,
cap. XIII, pp. 27-29. En este último caso, los
protectores eran los Jurados de la Ciudad
de Valencia, y en ausencia del
Arzobispo, el protector era el Vicario Capitular.
35
Constitutiones Collegii Majoris B.
V. Mariae de Templo…, cap. XI, p. 24.
36
Constitutiones in Lulliano Baleari…, p. 38.
37
Constitutiones in Lulliano Baleari…, p. 39.
38
Véase AMENGUAL I BATLE, J.: Història de l’Església a Mallorca…, op.
cit., pp. 163-166.
La biblioteca estaba bien surtida y
en ella había tanto libros de escolástica y de cánones como sermonarios. Todo
estaba pensado para la buena formación de los sacerdotes quienes, por lo demás,
podían acceder a libros de Erasmo y de Cicerón, aptos para favorecer
respectivamente su piedad y su buen estilo en la retórica.
También había libros de Historia de
Mallorca, que favorecieron la curiosidad de los colegiales por su propia
cultura. Sin embargo, lo que más destaca es la presencia de libros y
manuscritos de obras de Ramon Llull, que casi representaban la mitad de los
fondos de la Biblioteca42.
Sin duda, la Sapiencia estaba concebida para ser un centro luliano y al
servicio de la piedad y de la devoción de la Diócesis de Mallorca.
El Colegio tenía asimismo algunas
rentas que tenía que gestionar. La Institución basaba su supervivencia en
ellas, de modo que era necesario que el Rector y el Procurador se ocupasen de
los negocios de la casa, tanto de las rentas como de las compraventas con los
bienes obtenidos en ellas. No se trata aquí de estudiar a fondo la economía del
Colegio, que queda para los especialistas en historia económica, sino de dar
algunas pinceladas para entender mejor el marco colegial.
3. Los colegiales
Las Constituciones constituyen la
normativa que teóricamente debía regir una institución. Por lo general, la vida
diaria acababa matizando –cuando no desvirtuando– muchos de los preceptos
señalados en ellas. Cabe decir, como apunte inicial, que el espíritu del
fundador se mantuvo en gran medida durante el siglo XVII, una centuria en la
que la Sapiencia devino no solamente un centro cultural, sinó una institución
que dio a la Iglesia y a la sociedad de Mallorca una pléyade de intelectuales
que amaron, fomentaron y preservaron el marco y el legado cultural y espiritual
de la isla.
Al hilo de los diferentes capítulos
de las Constituciones, en los próximos apartados se intentarán esbozar los
perfiles sociológicos de los colegiales, así como también su formación,
trayectoria y pensamiento. Por último, se tratarán también los no pocos
conflictos de los Colegiales con los Protectores, similares a los ocurridos en
muchos Colegios Mayores y Menores de la misma época.
Su ingreso se producía a partir de
los dieciocho años, aunque hubo algunas excepciones. Hasta 1680 no
constaba la edad de los opositores,
___________________________________________________
39 Véase GELABERT, M.: El Dr. D. Bartolomé Lull y el
colegio de Nuestra Señora de la Sapiencia,
op. cit., p. 29.
40
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, ff. 2-10.
41
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, ff. 227v.-229v.
42
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, ff. 185-188v.
pero desde entonces sabemos, por ejemplo, que Miquel
Feliu se opuso a los quince años, Felip Garau a los dieciséis y Pere Puig
también a los dieciséis43.
También hubo casos en los que el ingreso se producía en un momento muy avanzado
de la formación, como por ejemplo, Antoni Vives, que se opuso a los veintiún
años o Joan Bonafè a los veintitrés44.
El ingreso de los jóvenes en el
Colegio de la Sapiencia se hacía mediante una rigurosa oposición, tal y como se
indicaba en las Constituciones. Por cada plaza, solía haber varios aspirantes,
que procedían de diferentes lugares de la isla. A lolargo del XVII se mantuvo
una proporción entre los opositores de los diferentes pueblos de Mallorca
(destacaban Manacor, Inca, Felanitx, Artà, Andratx, Llucmajor, Sóller y
Campos), así como también el número de los opositores de Palma era constante, y
representaba alrededor de una quinta parte del total.
Los padres solían ser personas
relativamente pobres, aunque con suficiente capacidad para costear los estudios
elementales de sus hijos. Es cierto que algunos colegiales provenían de
escuelas de gramática como la de Randa, pero la mayoría estudiaban ya en Palma
y recibían la ayuda de alguna persona benefactora o dependían completamente de
sus padres. La beca de la Sapiencia solventaba buena parte de los problemas
pecuniarios, pues permitía la estancia en Palma durante ocho años, un tiempo
más que suficiente para completar los estudios y lograr un beneficio que
permitiese al colegial disfrutar de una situación privilegiada para el resto de
su vida.
La Sapiencia fue principalmente un
medio de logro de estatus de los hijos de menestrales y agricultores
relativamente acomodados45 quienes,
gracias a una completa educación, pudieron recabar algunos de los puestos más
importantes en la Diócesis de Mallorca y que, en algunos casos, su fama se
extendió más allá de la misma. Eran jóvenes aventajados que, sin un Seminario
ni una Universidad a pleno rendimiento, encontraron en el Colegio una institución
educativa y formativa, donde el ideal pedagógico era la eliminación de las
barreras entre las clases no privilegiadas y las privilegiadas y la formación de
sacerdotes con celo ardiente, defensores de la cultura y las tradiciones
mallorquinas.
Las oposiciones consistían en el
examen de las cualidades y de las habilitades de los opositores por parte de
los Colegiales, quienes debían votar bajo juramento, pro majori parte, a los mejores. Antes de proclamar el resultado, sobre
todo en las últimas décadas del XVII, los Colegiales tenían que pasar el nombre
de los mejores a los Protectores, para que se hiciesen indagaciones secretas
acerca de sus orígenes y trayectoria. Si los
CUINER (G. BONET) I COL.LEGIALS (1.964)
____________________________________________________
43
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, ff. 79 y 90.
44
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, ff. 58rv. y 68.
45
Hubo excepciones: por ejemplo, el
padre de Felip Garau era notario. ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections,
any 1696, f. 1v.
Protectores (generalmente el Obispo) daban su placet, el Rector imponía con solemnidad la beca rúbea al
nuevo colegial, que debía realizar el juramento de obediencia a las
Constituciones46.
Como en todos los Colegios que
tenían un patronato fuerte, hubo fricciones entre los Colegiales y los
Protectores, pues los primeros reclamaban independència de juicio y los
segundos progresivamente querían controlar los nombramientos.
Hasta 1670,
los Colegiales fueron relativamente libres en sus decisiones, però luego se
impuso la práctica de que, antes de proclamar los resultados, los Protectores tuvieran
un tiempo para examinar secretamente la trayectoria de los candidatos y poder
discriminar a los que no les parecían adecuados47. Normalmente el Rector pasaba los nombres de los
candidatos que le parecían los mejores y, de entre ellos, los Patronos escogían
a quienes consideraban más convenientes.
Hubo endogamia, aunque
moderadamente: era común que los padres enviasen a probar fortuna a varios de
sus hijos y que, por ejemplo, dos hermanos disfrutasen de la beca
consecutivamente. Es el caso de Antoni Vives Massanet y de su hermano pequeño
Joan, que entró cuando el primero dejó la institución48. En varios casos, los opositores
tuvieron que presentarse dos y tres veces para lograr la beca, puesto que ni la
edad ni los estudios ya cursados garantizaban la aprobación de los colegiales.
Los evaluadores tenían que ponderar entre los méritos y la capacidad del
opositor y su edad, un hecho que determinaba que, por ejemplo, se prefiriese un
estudiante joven de filosofía, con buen aprovechamiento, que uno más mayor –de
teología– pero sin tanta brillantez49.
Era frecuente que los colegiales
permaneciesen en el Centro durante los ocho años que duraba la colegiatura, un
hecho que les permitía completar cómodamente sus estudios, llegar al sacerdocio
y opositar50.
Muchos eran los colegiales que ejercieron como profesores durante algunos años
y que luego buscaran el tan ansiado beneficio. Lejos de lo que pudiera parecer,
el Colegio de la Sapiencia no era un seminario para sacerdotes de «misa y
olla», sino un trampolín a importantes beneficios, o como mínimo a aquellos que
no estaban reservados a determinades familias. Así, los colegiales obtuvieron curatos
y cuantiosos beneficiós menores, pero progresivamente llegaron a alcanzar
alguna canonjía. Con todo, el verdadero ascenso social de los Colegiales de la
Sapiencia se produjo ya en el XVIII y, sobre todo en el siglo XIX.
En el Colegio, los colegiales
desempeñaban diferentes funciones: la de Rector (y, en su ausencia, la de
Vicerrector), la de Procurador y la de Secretario. Esta última no estaba
específicamente regulada en las Constituciones. A lo largo de su vida en la
Sapiencia, los diferentes colegiales iban recibiendo las órdenes menores, hasta
llegar al sacerdoció:su evolución anual puede
detectarse en el libro de capítulos,
donde indicaban su grado (consignaban si eran acólitos,
subdiáconos, diáconos o sacerdotes)51. Los sacerdotes, como se ha visto ya, tenían la
obligación de celebrar la Eucaristía cada mañana por turnos.
Una buena parte de los colegiales
llegó a ser Rector, un cargo que era anual, pero que podía prorrogarse hasta
tres años. Por ejemplo, Joan Jaume fue el primer Rector, que regentó el Colegio
por dos trienios, con una interrupción obligada por los propios estatutos52. Otros colegiales, como
Joan-Baptista Amorós, fueron Rectores en varias ocasiones y otros, como Miquel
Garau, fueron reelegides rectores por espacio de tres años. Estos rectorados
tan extensos en el tiempo se explican no tanto por la excepcional personalidad
de los candidatos, sino porque había una diferencia de edad muy notable entre
los colegiales jóvenes y el Rector.
Ello sucedía cuando, por ejemplo,
había varias vacantes en años consecutivos y se convocaban muchas colegiaturas
en pocos años53.
Los colegiales tenían que reunirse a
so de campana en Capítulo, como mínimo, una vez
cada año, para decidir libremente sobre cuestiones que les concernían.
El primer capítulo se celebró el
primero de noviembre de 1635,
convocado por Joan Jaume, Rector, al que
asistieron los colegiales Gabriel Cerdà, Cristòfol Obrador, Miquel Feliu,
Rafael Fullana y Jaume Gornals54, los seis primeros becarios de la institución, a los
que progresivamente se les fueron añadiendo otros.
Junto con la renuncia, había dos
circunstancias más que extinguían la
_________________________________________________________
46 El Juramento de los Colegiales era:
«Ego. N. promitto ad hoc Collegium accedere, litterisque vacare, ut ad Sacerdotis
gradum pervenire valem, ac quamdiu quero in dicto Collegio bona et redditus ipsius
Collegii, pro meo posse, conservare, et alienari aut dissipari non permittere;
totoque tempore vitae meae Collegii honorem et utilitatem, quantum potero,
procurare: neque etiam contra illud aut illis
personas ullo tempore faborem praestare: in meoque ultimo testamento ob
memoriam dicti Collegii aliquod legatum pium, quamtuvis modicum, in signum
benevolentiae ei relinquere. Et denique tibi domino Rectori tuisque successoribus,
quamtum Collegius habitavero, in licitis et honestius, ac constititionibus hujus
Collegii nin contrariis, obedientiam praestar. Haecque juro per haec +
sacrosancta Evangelia». Véase Constitutiones
in Lulliano Baleari…, p. 39.
47
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, f. 85v.
48
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, ff. 89v.-90v.
49 Véanse, por ejemplo, las
oposiciones de 1680 y
1682,
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, ff. 71v y 73v.
50 En las primeras décadas los
colegiales recabaron beneficios menores: rentas sobre un curato, vicarías,
economatos… ADM, La Sapiencia, Llibre
de opositions y elections,
ff. 18,
39,
45v.
colegiatura.
La primera era el óbito de los
Colegiales, un hecho que no se produjo en mayor proporción que entre los
jóvenes de la misma época, pero que sí determinó que un pequeño grupo de
colegiales –que incluso habían llegado a ser Rectores– no pudiesen acabar su
colegiatura (Miquel Antich, Arnau Pasqual, Jaume Salom, Guillem Colet o Gabriel
Barceló)55.
La segunda era la expulsión,
precedida de diferentes penalidades como los castigos a pan y agua o la
privación del voto. Los Libros de Capítulos y de Oposiciones no son muy
pródigos en detalles, si bien en algunos casos se indica, como por ejemplo en
el de Miquel Feliu, que fue castigado por haber cometido muchas faltas en el
curso 1636-1637 y
fue finalmente expulsado56.
También fueron expulsados Pere-Joan Gili, Bartomeu Pons y Llorenç Serra57, considerados revoltosos y escandalosos,
y que en algunas ocasiones habían pernoctado fuera del Colegio. En otros casos,
no queda tan claro el motivo de la marcha sin haber agotado el tiempo de la
colegiatura. A tenor de las constituciones, la expulsión pudo producirse por
haber cometido reiteradas faltas o porque «in fornicationis vitio, aut graviori
delicto carnis incidisse»58,
aunque desconocemos las causas últimas que determinaron la expulsión de los
colegiales.
Puede decirse que los colegiales
vivieron –como promedio– desde los dieciocho a los veintiséis años en el
Colegio de la Sapiencia, una experiencia que marcaria tanto su trayectoria
eclesiástica como espiritual. Algunos, sobre todo los que habían ingresado como
estudiantes de Teología, renunciaron antes de terminar su colegiatura por el
hecho de haber obtenido ya un beneficio. Por el contrario, aquellos colegiales
que entraron a los dieciocho (o antes, con la preceptiva dispensa), tenían que
abandonar a menudo el Colegio sin haber obtenido el beneficio. Normalmente regresaban
a su casa, esperando una vacante en alguna parroquia, o quedaban como
profesores del Estudio General, como se verá seguidamente.
____________________________________________________
51 Véase ADM, La Sapiencia, Llibre de determinacions del
capitol. 1635-1735,
passim.
52 ADM, La Sapiencia, Llibre de determinacions del
capitol. 1635-1735,
f. 18.
53 Por ejemplo, en 1677 hubo
cuatro plazas vacantes y en 1678 hubo dos, y en 1680
tres más. ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, ff. 68-71v.
54 ADM, La Sapiencia, Llibre de determinacions del
capitol. 1635-1735,
f. 2.
55 ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, ff. 26v., 49v.
56
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, f. 5v.
57
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, ff. 13, 29v.
y 88.
.
4. Los estudios
La principal misión del Colegio era
la formación de los sacerdotes, de modo que los estudios representaban la
piedra angular de su estancia. El Colegio de la Sapiencia, a medida que
transcurría el siglo XVII, fue testigo de los grandes cambios educativos en
Mallorca. Frente a la diversidad de lugares donde se enseñaba gramática (Randa,
Monti-Sion de Porreras, Santa Magdalena de Inca y numerosos conventos) sólo en
algunos conventos y en el Estudio General Luliano se explicaban las Artes, la
Filosofía y la Teología.
El Estudio General de Mallorca fue
creado en 1483 por
Fernando el Católico tanto para satisfacer el interés intelectual de la isla
(puesto que muchos estudiantes que salían de ella para graduarse naufragaban o
eran apresados por las naves de los piratas o de los moros), como para la
explicación de las obras de Ramon Llull59. De hecho, dos damas acaudaladas establecieron en sus
respectivos testamentos la institución de sendas cátedras para la explicación
de las obras del Doctor Iluminado. La
oposición
de los dominicos fue patente desde el primer momento.
Durante el siglo XVI, entre otras
causas gracias a la protección de Felipe II, el lulismo se abrió paso en
diferentes territorios hispánicos, en conventos, escuelas y universidades60. En efecto, durante el siglo XVII,
la fuerte impronta de la Contrarreforma se hizo especialmente viva en toda la
Península, y también la explicación del lulismo,
sobre el que los dominicos plantearon serias dudas desde las obras del
inquisidor Nicolau Eimeric61, quedó reducido al Estudio General de Mallorca y a la
rama de los Franciscanos observantes62, que profesaban en la escuela conventual de San
Francisco.
_______________________________________________________
58
Constitutiones in Lulliano Baleari…, p. 26.
59 RAMIS BARCELÓ, R.: «Sobre la
denominación histórica de la Universidad de Mallorca: cuestiones institucionales
e ideológicas en torno al lulismo», op.
cit., pp. 237 y
ss.
60 Véase RAMIS BARCELÓ, R.: «Un esbozo
cartográfico del lulismo universitario y escolar en los Reinos Hispánicos», Cuadernos del Instituto Antonio de
Nebrija de Estudios sobre la Universidad,
15/1 (2012), pp. 82-
61 Actualmente la obra de Nicolau
Eimeric ha quedado en entredicho, ya que la rigurosa investigación sobre sus
acusaciones ha demostrado que el inquisidor falsificó las obras de Ramon Llull.
Sobre esta cuestión, véanse los trabajos recopilados en MUZZI, S. (ed.): Da Raimondo Lullo a Nicola
Eimeric: Storia
di una falsificazione testuale e dottrinale,
Roma, Antonianum, 2010.
A principios del XVII, se creyó que
los dominicos removerían sus obstáculos contra el Estudio General Luliano si
podían participar en él. A tal efecto, el mercader Gabriel Riera fundó tres
cátedras de tomismo, las vinculó a la Orden de Predicadores y las dotó
económicamente63.
El Convento de Santo Domingo desde 1626
tuvo una serie de cátedras anexas
al Estudio General, con lo que se enfatizaba más la dimensión pública de su
enseñanza64.
Paralelamente, el Colegio de Montesión, erigido en 1561,
recibió de Felipe IV un Privilegio para colacionar los grados de Filosofía y
Teología en 1626.
A partir de entonces empezaron los conflictos con los Jurados de la Ciudad y
Reino de Mallorca, porque el Estudio General Luliano era la institución que
poseía el privilegio real para colacionar grados desde 1483.
Desde 1606,
el Colegio de Montesión había dispuesto sus enseñanzas a la ratio studiorum65.
La situación docente, al fundarse
el Colegio de la Sapiencia en 1633, era la siguiente: el convento de los franciscanos
enseñaba filosofía y teología, sin poder colacionar grados; el convento de los
dominicos enseñaba filosofía y teología, con cátedras anexas al Estudio
General, aunque sin poder colacionar grados; el Colegio de Montesión enseñaba
filosofía y teología, con potestad para colacionar grados, aunque impugnada por
parte de los Jurados; finalmente, el Estudio General tenía estudios de
filosofía y teología escolástica y luliana, aunque sin posibilidad
de
conferir grados.
El Colegio de la Sapiencia representó,
desde el primer momento, un amplio espaldarazo al Estudio General, puesto que
obligó a los estudiantes a estudiar los cursos de filosofía luliana que se
impartían en él. Las Constituciones daban vía libre para que pudiesen estudiar
en cualquier centro, siguiendo cualquier opinión, si bien todos debían dominar
el Arte de Llull. Sin duda, la Sapiencia fue un vivero de lulistas y
proporcionó al Estudio General no solamente algunos alumnos para cada
promoción, sino también los futuros maestros de las cátedras lulianas66.
Los orígenes de esta promoción luliana no fueron
sencillos, puesto que en el Estudio General la afluencia era baja. Durante los
primeros veinte años de existencia del Colegio, los colegiales entrantes eran
estudiantes de retórica en alguno de los distintos centros. Poco a poco estos
mismos colegiales, imbuidos del espíritu luliano, pasaron a ser profesores del
Arte de Llull en la cátedra de Filosofía Luliana que había fundado el canónigo
Antoni Serra y que era dependiente de la Cofradía de San Pedro y de San Bernardo67. De esta forma se enlazaba la voluntad de un canónigo
____________________________________
62 CARRERAS ARTAU, J. y T.: Historia de la filosofía española.
Filosofía cristiana de los siglos XIII al
XV, II, Madrid, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales, 1943,
p. 271.
proluliano del XVI con la de otro del XVII. En efecto,
la cátedra de filosofía luliana fue detentada ya desde el primer momento por un
Colegial de la Sapiencia. El 11 de septiembre de 1635, Joan Jaume, Rector de la Sapiencia, fue nombrado para
ocupar la cátedra68 que,
con algunas excepciones, estuvo casi siempre ocupada por colegiales que habían
recibido una formación luliana, se habían doctorado en alguna de las
Universidades vecinas (frecuentemente Gandía o Solsona) y en los últimos años
de su colegiatura o en los posteriores explicaban, durante un bienio o un
trienio, las bases de la filosofia luliana69.
El éxito de los colegiales de la
Sapiencia y su buen dominio del Arte de Llull coadyuvó a que algunos jóvenes se
decantaran por el estudio de la Filosofía y la Teología Luliana, tal y como
puede verse en el anexo. Muchos de los col·legiales que habían ganado su beca a
partir de la segunda mitad de la centuria eran ya estudiantes de Filosofía o de
Teología. No todos ellos estudiaban en la Universidad, e incluso algunos (como
Sebastià Ferragut)70 lo
hacían en el Convento de Santo Domingo, un lugar, a priori, opuesto al espíritu luliano de la Sapiencia. Ello no
impidió que, por ejemplo, Ferragut fuese un conspicuo conocedor de la obra del
Doctor Iluminado y catedrático de Filosofía Lulista71.
Cuando se puso en funcionamiento la
Universidad Luliana, en 1692,
con plena capacidad para colacionar los grados, quienes recibieron la beca en
el Colegio de la Sapiencia fueron estudiantes de Filosofía o Teología Luliana
en la Universidad72.
______________________________________________________
63
BPM, Ms. 42, f. 186.
64 Véase RAMIS BARCELÓ, R.: «La
enseñanza en el convento de Santo Domingo de Palma de Mallorca durante el siglo
XVII», en ALABRÚS IGLESIAS, R. M. (ed.): La
vida cotidiana de los dominicos
en la España moderna. Entre el
convento y las misiones,
Sant Cugat, Arpegio, 2013,
pp. 167-185.
65 OBRADOR, B.: 450 años
de historia del Colegio de Montesión en Palma de Mallorca. Apuntes cronológicos
y documentación histórica,
Madrid, Gráficas ORMAG, 2011,
vol. 1,
p. 283.
66 ADM, Causa Pía Luliana, Manuscrit
Qüestions Vàries. Papeles Sueltos. 1691-1751,
f. 265.
67
BPM, Ms. 24, f. 164.
68
BPM, Ms. 24, f. 162v.
69
Véase AHUIB, Legajo 1, s. f.
70
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, ff. 40v. y 44.
71
BPM, Ms. 24, f. 163.
72 En 1701
se ha documentado un estudiante,
Pere Martí Oliver, que estudiaba lógica suarista. Véase Llibre de oppositions y elections,
any 1696, f. 9.
La mayoría de ellos eran alumnos,
por supuesto, de la cátedra de Filosofía de la Cofradía de San Pedro y de San
Bernardo, por lo que sus compañeros col·legiales o excolegiales eran, a menudo,
sus profesores73.
La
trayectoria de algunos de estos colegiales fue muy similar. Por ejemplo,
Josep Gili Sastre, natural de Palma, ingresó en la
Sapiencia en 1668 y
estuvo hasta 1676,
año en el que finalizó su colegiatura74. Se doctoró en la Universidad de Gandía en 1673 y,
siendo diácono, fue nombrado catedrático de Filosofía Luliana en 1674 y
elegido de nuevo en 168175.
Consta que los estudiantes le tenían en gran aprecio y no querían que
abandonase la cátedra76.
Al final moderó algunas conclusions lulianas77 de sus discípulos, por ejemplo, las de Joan Bestard,
colegial78.
Más tarde ganó por oposición el
curato de Calvià79.
De esta manera, puede decirse que el Colegio de
la Sapiencia fue un semillero de sacerdotes lulistas que no solamente se
dedicaron a la explicación y defensa de la obra luliana, sino que a través de
su actividad pastoral defendieron y divulgaron el culto a Ramon Llull en las
diferentes parroquias, lo que contribuyó a solidificar la piedad popular hacia
el Doctor Iluminado.
______________________________________________________
73 Sobre los estudiantes de Artes y
Filosofía en esos años, véase CASSANYES ROIG, A. y RAMIS BARCELÓ, R.: «Los
grados en Artes y Filosofía en la Universidad Luliana y Literaria de Mallorca»,
Analecta Sacra Tarraconensia, 86 (2013)
(en prensa).
74
Llibre de opositions y elections, f. 66.
75
BPM, Ms. 24, f. 163r.-v.
76
BPM, Ms. 24, f. 166.
77
ADM, Causa Pía Luliana, Ms. 42, ff. 156-175.
78
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, f. 68.
79 Véase GELABERT, M.: El Dr. D. Bartolomé Lull y el
colegio de Nuestra Señora de la Sapiencia,
op. cit., pp. 71-72.
5. Las Visitas
Toda institución de esta índole
tiene en los Libros de Visitas una información valiosa para conocer de primera
mano el desarrollo de la vida colegial80, con sus fricciones y sus problemas cotidianos. Se han
espigado aquí algunas de las visites más enjundiosas, para recabar algunos
datos que ayudan mucho a comprender el estado intelectual, moral y religioso
del Colegio. La visita anual tenía que hacerla, siguiendo las Constituciones,
un canónigo, y debía durar doce días desde la Festividad de San Lucas, es
decir, coincidiendo con el comienzo del curso.
Por ejemplo, la visita de 1638,
realizada por el canónigo Nicolau Canet, pasó revista a la Capilla y determinó
que faltaban enseres y que debían comprarse albas, amitos y otros ropajes
litúrgicos. Se indicaba también que hacían falta servilletas y toallas81. El visitador mostró su preocupación
porque en el sexto aposento había una ventana que daba al huerto por la que era
muy fácil entrar, así como también dio indicaciones sobre algunas ventanas que
daban a la vecina Calle dels
Botons.
En esa misma visita pasó revista a
las cuestiones económicas y se preocupó de las precedencias en el protocolo de
los colegiales82.
Dio instrucciones para mejorar el estudio del latín de los Colegiales a partir
del estudio de Cicerón. Se enfatizó la necesidad del rezo del rosario, de
confesarse cada primer domingo de cada mes y de comulgar como mínimo una vez
cada mes. También se ratificó que los sacerdotes celebrantes debían cobrar tres
sueldos por la misa diaria. De todo ello dio fe el notario Jaume Pujol83.
Se enfatizó en la visita de 1639 que,
siguiendo las Constituciones, una tarde de cada mes se tenían que defender
conclusiones en el Colegio84. En la visita de 1642 se prohibió que los colegiales estuviesen en los aposentos
de otros y que contasen las normas de la institución a personas extrañas85. En la de 1643 se
prohibió la tenencia y el consumo de aguardiente86.
___________________________________________________
80 Véase, en un sentido comparativo,
BARTOLOMÉ MARTÍNEZ, B.: «Visitas y reformas en el Colegio- Universidad de Santa
Catalina en el Burgo de Osma, 1550-1840»,
Historia de la Educación. Revista Interuniversitaria, 3 (1984),
pp. 27-50.
81
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 3v.
82
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 6v.
83
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 10.
84
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 12.
85
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 23v.
86
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 27.
Particularmente interesante para
clarificar algunas carencias de la institución –así como recalcar las
orientaciones educativas del colegio– fue la visita de 1656, realizada
por el canónigo Simó Clar. En ella se indicó que había necesidad de comprar casullas
y otros ornamentos. Se puso especial énfasis en que los col·legiales debían
reforzar los estudios en vistas a obtener el doctorado y que todos estaban obligados
a asistir a la lectura del Arte de Ramon Llull87. Se recalcó en la visita de 1661 que
tras las oposiciones se tenían que recabar informes acerca de los mejores88, idea que se repitió en la mayoría
de visitas, singularmente en la de 167089.
La visita iniciada el 19 de octubre de 1666 dejó
muchas indicaciones precises sobre el hecho de que el Rector no debía ser
demasiado liberal, que en verano se tenía que comprar trigo candeal, que el
procurador no podía vender pólizas, que debía respetarse la antigüedad en el
orden de precedencia, que los estudiantes en la hora del estudio debían hacerlo
con la puerta abierta, que los colegiales no podían revelar lo que pasaba en
las elecciones, que debían ser modestos y corteses y que al empezar el curso se
les tenía que dar plumas, papel y tinta90.
En la misma visita, amén de marcar
claramente el calendario y las horas de las conferencias, se clarificaron las
cuentas del dinero que debía percibir cada sacerdote por la celebración de la
misa y que mandó que desde Pascua hasta San Miguel los colegiales tenían la
obligación de estudiar por la mañana de las cinco y media a las siete y por la
tarde de cinco a seis91.
Se detallaron asimismo una serie de prohibiciones y castigos: los colegiales no
podían hablar con mujeres en el portal del Colegio, ni con el pretexto de
parentesco, sin licencia del Rector; quien lo hiciera, debía ser privado a pan
y agua, luego de vestuario y, si no se enmendaba, debía ser expulsado; no se
podían tener armas de fuego en el Colegio; los que entrasen en casas de mujeres
debían ser castigados y expulsados; y se también mandaba que ningún colegial,
pasadas las dos, pudiese entrar en la habitación de los demàs colegiales92.
Finalmente se ordenaba que ocho
días antes de la elección tenía que ir el visitador a ver si los colegiales
cumplían las Constituciones; si no lo hacían, estaban privados del voto. Se
recalcaron las disposiciones para el estudio y las tareas del Procurador para
que todo estuviese en perfecto estado. Los sábados tenía que haber resumen de
las lecciones y se mandó
_____________________________________________________
87
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, ff. 49v.-51.
88
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, f. 52v.
89
ADM, La Sapiencia, Llibre de opositions y elections, f. 85v.
90
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, ff. 70v.-71.
91
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 71.
92
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 71v.
que, en los días de clase, los colegiales no se pudiesen
ausentar sin la presencia del Rector. Se ordenó también que nadie se fuese a
graduar o a doctorar sin haber cursado cuatro años de teología93.
En la visita que realizó en 1670 el
canónigo Antoni Ripoll, en la que no pudo repasar las cuentas, se enfatizaron
prácticamente los mismos puntos: la necesidad de frecuentar los sacramentos y
la prohibición de dar la cena a los que se ausentasen de los oficios
religiosos, así como la obligación de hacer conferencias diarias y conclusiones
mensuales. Se recalcaba también que el examen de los opositores tenía que ser
secreto y que la puerta no se podía abrir por la noche, ni para que saliese el
cocinero, que era casado94.
Se prohibió asimismo que ningún colegial durmiese con
otro, ni con un familiar (fámulo), ni con el cocinero. La primera vez debía ser
privado de voz, acción y cargo; la segunda, de voto activo y pasivo; y la
tercera vez debía ser expulsado.
Lo mismo sucedía si, tocada la hora del silencio, un
colegial entraba en la habitación de otro. Los que quisieran estudiar por la
noche tenían que tener la llave en la cerradura. Se prohibía de nuevo tener
armas y los juegos en los que se apostase dinero95.
En cuanto a las comidas, en el
desayuno se mandaba dar a cada colegial medio pan, algunas olivas, un poco de
queso y un poco de vino en el refectorio. Si no llegaban al almuerzo a la hora
convenida, debían ser castigados a pan y agua. Estaba prohibido que nadie fuese
invitado a comer al Colegio, salvo los antiguos col·legiales que eran ya
rectores o vicarios de alguna parroquia, y los maestros y doctores que
enseñaban en aquel momento a los miembros de la institución. El día en que
vestían la beca los nuevos colegiales, solamente podían quedarse a comer sus
padres, hermanos y tíos96.
En ocasiones los visitadores se
limitaron en sus atribuciones: en una visita extraordinaria realizada en 1671 por
el mismo Antoni Ripoll fueron expulsados cuatro colegiales, por negarse a
cumplir un punto de las Constituciones. Los cuatro colegiales acudieron al
Metropolitano de Valencia, quien mandó que sus becas les fueran repuestas.
Gelabert indica a continuación otro caso semejante en 1700, aunque
éstos no pasaron de ser muy puntuales97.
_______________________________________________________
93
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, ff. 71v.-72.
94
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, ff. 76-77.
95
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, ff. 77v.-78.
96
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, ff. 78-79.
97 Véase GELABERT, M.: El Dr. D. Bartolomé Lull y el
colegio de Nuestra Señora de la Sapiencia,
op. cit., pp. 31-32.
De hecho, los puntos en las visitas
ordinarias, como puede verse, no cambiaban de lustro en lustro. En la visita de
1697 se
recalcó en la importancia de celebrar la misa según la disposición del
fundador, así como la necesidad de cerrar la puerta del Colegio a la hora
conveniente y de aplicarse en el estudio. Se mandó elaborar unas rejas de
madera en la ventana del corredor para que los col·legiales no mirasen
indecentemente por ella98.
Indicose asimismo que la aplicación
en el estudio tenía que manifestarse en las conferencias, que debía presidir un
graduado en teología. El visitador notó que faltaban muchos libros de la
biblioteca, aunque algunos de ellos estaban en los aposentos de los colegiales.
A éstos, por último, les pidió un especial celo en la doctrina de Ramon Llull
contra las calumnias de Eimeric, de modo que cada primero o segundo de mes el
Rector o el presidente de la sesión debía leer una conclusión de Eimeric y,
mostrando los errores que contenía, debía defender las doctrinas lulianas99.
Conclusiones
En las páginas anteriores se ha
podido estudiar sintéticamente la evolución del Colegio de la Sapiencia (desde
su fundación en 1635 hasta
1700)
esencialmente en dos puntos: por un lado, un examen de las Constituciones y su
cumplimiento, y por otro, una visión de conjunto de los colegiales y la vida
colegial.
Cabe plantearse,
en primer lugar, la naturaleza jurídica del Colegio de la Sapiencia. La
profesora Ana María Carabias explicó que la diferencia entre colegios mayores y
menores no era una categoría propiamente universitaria, sino un titulo adoptado
por los propios colegios sin justificación objetiva100. La historiografía ha venido
considerando que el Colegio de la Sapiencia era un Colegio Mayor. Tal vez sería
más exacto decir que en la época del Estudio General era más bien un Colegio Menor,
puesto que sus estudiantes no podían recibir los grados en la Universidad, aunque
la mayoría de ellos se desplazaba a alguna Universidad para convalidar sus
estudios sin ningún problema.
Sin embargo, a partir de 1692,
cuando todos los colegiales fueron ya estudiantes de la Universidad y pudieron
recibir los grados mayores, no habría óbice para considerarlo un Colegio Mayor.
Las rentas no podían compararse a muchos de los Colegios Mayores castellanos,
pero al ser el
_________________________________________
98
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 106.
99
ADM, La Sapiencia, Libro de visitas 1637 hasta
1715, f. 108v.
para convalidar sus estudios sin ningún problema.
Colegio del Reino y por la importancia en él, tal vez
quepa admitir que se trata de un Colegio Mayor. Como tal funcionó más
claramente en el siglo XVIII y hasta la supresión de la Universidad, aunque
después se transformó en un colegio anejo al Seminario de San Pedro.
En este sentido, cabe indicar que
el período comprendido entre 1635 y 1700 forma
una unidad temática y que, después de la fundación del Seminario conciliar en1700, las
circunstancias fueron ya diferentes.
En segundo lugar, cabe subrayar la
importancia de la Sapiencia como institución que permitió que el Estudio
General, pese a la carencia de privilegios para conceder los grados, se pudiese
nutrir de alumnos y de profesores especialistas en el pensamiento de Ramon
Llull. En 1633,
la situación educativa era, como se ha visto, muy dispersa, y las cátedras de
los dominicos y el Colegio de Montesión amenazaban seriamente la primacía de
las cátedras lulianas del Estudio General. La Sapiencia favoreció la formación
de los Colegiales y la creación de una pléyade de especialistas en el Arte del
Doctor Iluminado.
En tercer lugar, el Colegio de la
Sapiencia fue la avanzadilla de la formación intelectual y espiritual de la
Diócesis. Cuando en 1692 empezaron
las lecciones en la Universidad y en 1700
se erigió el Seminario de San
Pedro, la Sapiencia pasó a tener un estatus diferente, aunque siguió
contribuyendo enormemente a la formación de los sacerdotes. Cabe recalcar, con
todo, que sin el impulso de la Sapiencia, la educación y la preparación de los
presbíteros mallorquines del XVII hubiera sido mucho más endeble.
En cuanto a los rasgos subrayados
en las Visitas, pocas novedades hay en ellos. Las virtudes, fortunas,
desventuras y vicios son, grosso modo, los mismos de cualquier institución
análoga en la época. Su especificidad (el lulismo, la defensa de la piedad y
las costumbres mallorquinas) hace que la institución resulte de interès para el
estudio comparado de los colegios en España.
Frente a la decadencia de los
colegios en el siglo XVIII, la Sapiencia conoció una época de cierto esplendor
durante el Siglo de las Luces. Fue un bastión de lulismo y de mallorquinidad,
opuesto a las reformas de Carlos III y del obispo Juan Díaz de la Guerra. Con
todo, frente al XVII, las circunstancias habían cambiado mucho y su proyección
merece ser estudiada ya en el marco de otro escrito.
_________________________________________________________
100 CARABIAS
TORRES, A.: Colegios mayores: centros de poder, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1986,
vol. II, pp. 368-372.
ANEXO
I. COLEGIALES (1633-1700)
Ingreso
Nombre
Procedencia
Observaciones
1635 Joan
Jaume Llucmajor Convocó las primeras
oposiciones.
Catedrático
de
Filosofía Luliana en 1635
y
en 1650,
BPM, 24, 163.
Renunció
en 1642
por
un beneficio en
la
Parroquia de Selva,
1635
Gabriel Cerdà Campos Segundo
Rector. Renunció en 1644
1635
Rafael Fullana Manacor Fue
desposeído de la beca en 1636
1635
Cristòfol Obrador Felanitx Se marchó a su casa en 1642,
1635
Jaume Gornals Pollença
Su beca vacó en 1640,
1635
Miquel Feliu Artà
Castigado por haber cometido muchas faltas
(1636-1637)
1635
Pere Real Sineu
Había estudiado en
Randa, f. 3.
1635
Bartomeu Cantallops Artà Estudiante de Artes,
1636
Bartomeu Febrer Orpí Manacor Estudiante de Artes en el Estudio
General, Vicario de Manacor
y renunció 1642
1637
Guillem Muntaner Roig Bunyola Estudiante de Retórica en Montesión,
.
1637
Antoni Vanrell Abram Ciutat Estudiante de Retórica en el
1639 Bartomeu
Garcies Rabassa Sineu
1639
Pere Mestre Abrines Inca Renunció en 1645 para pasar a la
Escolanía de Lluc,
1641
Antoni Sala Vicens Felanitx Renunció en 1647,
1641
Joan Ginard Feliu Campos Renunció
en 1644 por
tener la Rectoría
de Muro
1641
Miquel Pascual Rotger Alaró Catedrático de Filosofía Luliana
1642
Pere-Joan Gili Gacies Sineu Estudiante de curso, elections, Fue
expulsado en 1643,
1642
Gabriel Simó Amer Muro
Estudiante de curso,
1642
Antoni Homar Calafat Valldemossa Estudiante de retórica,
1642
Sebastià Riera Binimelis Manacor Estudiante de retórica,
1643
Miquel Floriana Vives Artà
Renunció en 1647,
1644
Miquel Antich Ribas Montuïri Estudiante de
retórica
1644
Benet Vidal Cañellas Santa Maria Estudiante de curso en
1644
Martí Ballester Jornes Petra Estudiante de Teología en
S.
1648 Bartomeu
Burguera Bonet Santanyí Renunció a su beca
1648
Bartomeu Pons Artà
Expulsado en 1654,
1648
Jaume Salom Binissalem
fallecido en 1654,
1648 Mateu
Calafat SantaMargalida Entró en el
lugar de Antoni Homar,decisión
del Obispo,
1650
Cristòfol Bennàssar Ferrà Valldemossa Renunció 1657,
1650
Antoni Seguí Gelabert Sineu Renunció
1650
Antoni Calafat Gallard Ciutat Vacó su plaza en 1653,
1653
Antoni Morey Amigó S’Horta Había renunciado en 1659,
1653
Antoni Llull Riera
Manacor Renunció a su beca en 1654,
1654
Miquel Garau Catany Llucmajor Estudiante en el Estudio General
1654
Pere Cladera Serra Sa
Pobla Estudiante de lógica
1656 Llorenç
Antich Ribas Montuïri Estudiante de
Retórica,
1656 Jaume
Coll Gallard Esporles Renunció a1657,
1656
Antoni Riera Sitjes Manacor
Estudiante de Lógica
1657
Francesc Pou Llaneres Algaida
, cuatro votos discrepantes,
1657
Joan Servera Massanet Artà
Estudiante de Lógica
1658 Guillem
Colet Marcó Palma Estudiante de Teología,
1658
Pere-Antoni MayolMayolSóller Estudiante de Teología,
1659
Miquel Amer Gelabert Campos
Estudiante de Teología a
1659
Miquel Serra Homar Santanyí
Fue escogido por los Jurados
como Maestro
en Cura
1659
Miquel Veny Alou Felanitx
Estudiante de curso
1660
Joan Albertí Vidal Selva
Renunció en 1666
1660
Antoni Jofre Alemany Andratx
Estudiante de curso
1662
Antoni Alemany Estelrich
SantaMargalida Estudiante en la Universidad.
1662 Joan
Binimelis Sitjar Manacor Estudiante de Lógica
1663 Jaume
Terrassa Llabrés Artà Estudiante
de Lógica
1665
Sebastià Ferragut Llodrà Ciutat Estudiante de curso
1667
Pere Mestre Solivellas Petra
Estudiante de curso
1667
Miquel-Baptista AmorósGalíPalma Estudiante de curso
1667
Bernat Nadal Veny Esporles Estudiante de curso
1667
Arnau Pasqual Ferrer Binissalem
Estudiante de curso 1668 Josep
Gili Sastre Palma Renunció en 1676,
1668
Pere-Ignasi Burguera Prohens Santanyí Estudiante de
curso
1669
Macià Muntaner Sampol Alaró
Estudiante de curso
1669
Sebastià Pieras Simó Inca
Estudiante de Lógica
1670
Antoni Vives Sureda Artà .
Estudiante de curso,
1670 Martí
Alemany Ferragut Ciutat . Estudiante de curso,
1671
Francesc Frígola Garau
Llucmajor . Estudiante de Filosofía
1673
Arnau Barceló Barceló Ciutat . Renunció en 1679,
1674
Joaquín Mayol Sóller
Estudiante de Teología.
1674 Salvador
Vallori Selva Renunció,
1677
Joan Escanellas Sansó Palma . Estudiante de Teología
1677
Joan Bestard Moyà Binissalem.
Estudiante de Lógica
1677 Joan
Bonafé Amer Inca Estudiante de Teología
1677 Sebastià
Frígola Garau Llucmajor Estudiante de Teología
1678
Gabriel Barceló Mora Porreres Estudiante de curso en el
1678 Pere-Ignasi
ObradorProhensFelanitx Estudiante
de curso
1680
Llorenç Sureda Verdera Algaida Estudiante de Teología
1680
Diego Estarellas Riera Ciutat
Estudiante en el Colegio,
1680
Miquel Ferrer Brunet Artà
Estudiante de Filosofía,
1682
Antoni Riera Valls Palma
Estudiante de Teología
1682
Miquel Simonet Bosch Ciutat
Estudiante de curso
1682
Rafael Torrens Pastor SantaMargalidaEstudiante
de curso
1685
Mateu Noguera Salvà Llucmajor
Estudiante de Teología
1685
Guillem Vicens Corró Petra Estudiante de curso en
1686
Llorenç Serra Cantallops Sa Pobla Estudiante de curso
1686
Antoni Vives Massanet
Artà Estudiante de
Teología
1688 Joan
Cirer Amengual Sencelles Estudiante de Teología
1688
Pere-Joan Garau Rosselló Ciutat Estudiante de Teología
1688
Antoni Juan Jofre Andratx
Estudiante de Filosofía,
1692
Joan-Antoni MesquidaArmengol CiutatEstudiante de
Filosofía
1693 Joan-Agustí
Cladera Ciutat Estudiante de Teología.
1693
Francesc Togores Alomar Sineu Estudiante de Teología
1694
Joan Vives Massanet Artà
Estudiante de Teología
1694 Joan
Noceras Petro Muro Estudiante de Teología
1695
Antoni Obrador Vidal Felanitx
Estudiante de Teología
1696
Bartomeu Fonollar MalondaSantaMargalida Estudiante de Filosoía Lulista,
1696
Felip Garau Bennassar Campanet Estudiante de Filosofía
1697
Antoni Cirer Ramis Sencellas
Estudiante de Filosofía
1697 Miquel
Rullan Rullan Petra Estudiante de Filosofía
1700 Joan
Jacint Blanquer Fornés Manacor Estudiante de Filosofía
1635-1638 Joan
Jaume
1671-1673 Miquel
Baptista Amorós
1638-1641 Gabriel
Cerdà 1673-1674 Pere-Ignasi
Burguera
1641-1643 Joan
Jaume 1674-1675 Josep
Gili
1643-1644 Gabriel
Cerdà 1675-1676 Francesc
Frígola
1644-1645 Pere
Mestre 1676-1677 Macià
Muntaner
1645-1647 Antoni
Salas 1677-1678 Arnau
Barceló
1647-1648 Miquel
Pascual 1678-1679 Antoni
Vives
1648-1650 Pere-Joan
Gili 1679-1682 Joaquim
Mayol
1650-1652 Miquel
Antich 1682-1683 Joan
Bonafè
1652-1653 Bartomeu
Burguera 1683-1684 Joan
Escanellas
1653-1654 Martí
Ballester 1684-1686 Pere-Ignasi
Obrador
1654-1655 Mateu
Calafat 1686-1687 Llorenç
Sureda
1655-1656 Bartomeu
Burguera 1687-1688 Diego
Estarellas
1656-1657 Antoni
Seguí 1688-1689 Antoni
Riera
1657-1658 Antoni
Morey 1689-1690 Rafael
Torrens
1658-1661 Miquel
Garau 1690-1691 Mateu
Noguera
1662-1664 Guillem
Colet 1691-1692 Guillem
Vicens
1664-1665 Francesc
Pou 1692-1693 Joan
Cirer
1665-1666 Miquel
Serra Antoni Mayol
1693-1694 Antoni
Vives 1666-1667 Miquel
Amer
1694-1695 Antoni
Juan 1667-1668 Antoni
Jofre
1695-1696 Joan
Cirer 1668-1669 Joan
Binimelis
1696-1697 Joan-Agustí
Cladera
1669-1670 Miquel
Baptista Amorós 1697-1698 Joan-Antoni
Mesquida
1670-1671 Sebastià
Ferragut 1698-1700 Francesc
Togores
^^^^*****^^^^
*****
*****
El colegio luliano de la Sapiència (1629-1970)
12.01.2014
En la plaza de
Sant Jeroni estaba el antiguo colegio de Nostra Senyora de la Sapiència. G.
Soler
Bartomeu Bestard
En uno de los laterales que flanquean la bella plaza
de Sant Jeroni, se levanta un edificio de importante interés patrimonial e
histórico: el colegio de Nostra Senyora de la Sapiència, que durante siglos fue
uno de los baluartes más importantes del lulismo. Hablar de los orígenes de
esta institución, es hablar de su fundador: Bartomeu Llull (Palma, 1565-1634).
Este personaje –parece ser que descendiente, si no del
propio Ramon Llull, sí de su familia– estudió Teología en la Universidad
Luliana de Mallorca, teniendo como preceptores a unos frailes franciscanos. Se
doctoró y se ordenó sacerdote, convirtiéndose en un destacado lulista. Debió
ser un joven con dotes para los estudios y las relaciones sociales pues, al
poco tiempo, fue propuesto por el cabildo de la Catedral para ser su
representante ante la Santa Sede "en todos los asuntos y negocios, pleitos
y causas". Además, fue nombrado por los jurados del Reino su procurador en
Roma. Esta circunstancia también fue aprovechada por la Universidad Luliana que
le encargó la ardua tarea de seguir impulsando el proceso de canonización de
Ramon Llull desde la Ciudad Eterna. Mosén Bartomeu Llull llegó a Roma en 1595 y
residió allí durante doce años. En 1608, fue nombrado canónigo penitenciario
–por lo visto un cargo que acarreaba grave responsabilidad– de la catedral de
Mallorca, por lo que se trasladó a Palma ese mismo año. La noticia de su
regresó produjo gran alegría en la isla, "especialmente entre los
partidarios y defensores del bienaventurado Ramón Llull".
No hay tiempo en detallar todos los proyectos que
impulsó mosén Bartomeu: la construcción de la capilla y retablo de Ramon Llull
en Sant Francesc de Palma (capilla del Beato Ramon Nou); construcción del nuevo
templo de Lluc; cofundador del convento de Sant Bartomeu de Inca, ses Minyones
de Palma... Ahora nos detendremos en aquel que puede considerarse su proyecto
más importante y al que dedicó sus mayores esfuerzos: el colegio luliano de
Nostra Senyora de la Sapiència.
Ya en la segunda mitad del siglo XVI rondaba la idea
de crear un colegio para estudiantes pobres que quisiesen ordenarse sacerdotes.
En 1589 los jurados del reino de Mallorca habían dirigido al papa Sixto V una
súplica: "Cosa convenient i necessària se instituís una confraria en la
capella de l´Àngel Custodi de la Seu, per ajuda i costa de un col·legi en el
qual se sustenten alguns estudiants que han de ser eclesiàstics, a imitació de
los col·legis que en Rome edificà lo papa Gregori XIV". Es probable que
este proyecto no llegara a buen puerto, pues nada más se supo tras la súplica.
Ahora bien, la creación de este colegio seguía siendo necesaria. Mosén Bartomeu
Llull, consciente de ello –él mismo provenía de una familia humilde y conocía
la problemática de los estudiantes sin recursos– decidió llevar a cabo la
fundación del colegio, institución que, según criterio del propio fundador,
debería tener un marcado carácter luliano y sus alumnos deberían iniciarse en
el estudio de l´Art General.
En primer lugar, ofreció como solar del nuevo colegio
su propia casa –en la plaza de Sant Jeroni–, a la que agregó otras de contiguas
adquiridas con el objeto de construir el colegio. Inició las obras para adaptar
el edificio a su nueva función, y mientras tanto, solicitó a Urbano VIII el
permiso para la creación del colegio. La bula fue concedida en Roma el 6 de
octubre de 1629 y en ella el papa otorgaba "cada uno de los privilegios,
libertades, inmunidades, exenciones, prerrogativas, concesiones, indultos y
gracias, así espirituales como temporales de que disfrutaban los colegios
mayores semejantes a éste, que a la sazón estaban ya fundados en España".
El obispo de Mallorca autorizó la fundación del colegio en 1633. Mosén Llull,
preocupado por la pervivencia del colegio en el tiempo, lo dotó de las rentas
necesarias para proseguir las obras y su normal funcionamiento. Y,
repentinamente, mientras se ocupaba de estos asuntos, le sobrevino la muerte,
por lo que el perseverante lulista se quedó a las puertas de poder ver su sueño
cumplido.
Finalmente, el 1 de octubre de 1635 entraron los seis
primeros estudiantes: Gabriel Cerdà, de Campos; Rafel Fullana, de Manacor;
Cristòfol Obrador, de Felanitx; Jaume Gornals, de Pollença, y Miquel Feliu, de
Artà. Fue nombrado rector del nuevo colegio, mosén Joan Jaume. Estos
estudiantes se diferenciaban por llevar una beca roja, a diferencia de la azul
que llevaban los estudiantes del seminario de Mallorca.
La Sapiència empezó a funcionar, y le debieron ir bien
las cosas pues durante los años posteriores se fue ampliando el colegio,
adquiriendo las casas colindantes. Quince años después de su fundación, Vicente
Mut, en su Crónica del Reino dejó escrito: "Salen insignes filósofos y
teólogos del colegio que fundó el canónigo Bartomeu Llull, junto a las
jerónimas". El bello portal de acceso –con la efigie del fundador– y el
claustro fueron construidos a principios del siglo XVIII. En aquellos momentos
la biblioteca llegó a tener más de trescientos volúmenes de filosofía y
teología. También había gran número de obras lulianas, algunos códices y
manuscritos de gran valor y mérito.
Las dificultades llegaron a partir de la segunda mitad
del siglo XVIII. Todo empezó con la política antilulista del obispo Juan Díaz
de la Guerra. La Sapiència, estandarte del lulismo, pronto se vio atacado por
el episcopado, hasta el punto que estuvo muy cerca de la desaparición. Pero
sobrevivió. Durante todo el siglo XIX tuvo que seguir sufriendo ataques
continuados por parte de diferentes instituciones (el ejército, la Sociedad
Mallorquina de Amigos del País, la hacienda pública...) pero siempre logró
salir airosa, gracias muchas veces a la intercesión de su protector natural: el
Ayuntamiento de Palma.
No es gratuito que en 1880, la Societat Arqueológica
Lul·liana se fundase y tuviese como sede la Sapiència, uno de los centros
lulianos más destacados de Mallorca. La institución se tuvo que cerrar en 1970
por falta de alumnos. Fue entonces cuando el edificio se transformó en un
centro de acogida de pobres y marginados, hasta que en 1985 se trasladó allí el
Seminario Mayor.
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